jueves, 8 de marzo de 2018

No quiero ser.


No quiero ser como un hombre. Desde luego, como ninguno concreto ni como generalización.
Tampoco como una mujer concreta que alguien decide que es lo a lo que debo aspirar. Quiero ser yo misma y poder desarrollarme como persona en mis circunstancias concretas.
No quiero adoptara clichés masculinos ni roles femeninos preestablecidos: quiero labrar mi propio camino y, en él, quiero ser igual y libre.
Igual que cualquier otro ser humano, pero mirándolos a todos, no solo a los que tengo por encima; a los que son -o nos venden- como superiores por su dinero, poder o ambas cosas.

Quiero que se respete mi dignidad, mis ideas y mi capacidad de discrepar.
Poder tomar la iniciativa y que crear otra realidad distinta de la que existe, no sea imposible.
Hay sitio para todos independientemente de su género.
Lo que tengo, y a lo que aspiro, debe ser por valía personal no por el género que tenga.
Si mi capacidad no es la adecuada no quiero que nadie me regale un sitio sino asumir que en esa igualdad cabe, también, la diferencia de capacidad.
No todos somos iguales, pero si tenemos la misma dignidad y los mismos derechos.


Hoy quiero que no me encuadren, que no me condicionen y que no decidan por mi (ni hombres ni mujeres).Me gustaría que hoy se reconociera, en positivo, aquellos papeles que hoy en día hacen mayoritariamente las mujeres – cuidadoras principales de niños, ancianos y personas con capacidad diferente- como un orgullo nacional y no como una lucha contra el hombre.
Que hagamos entender que son tareas de todos sin establecer una lucha frontal sino con el convencimiento de extender los valores femeninos- en cuanto a cómo afrontamos el trabajo anteponiendo cuestiones de dignidad personal y ayuda a otros -.
Nos mejoraría a todos como sociedad.

Hemos recorrido mucho pero quizá no tanto como creemos. Adquirir “posturas de hombre” para ascender y mejorar en el salario, nos deja cojas de humanidad. Ellos deberían querer lo mismo y me consta que hay quien no solo lo entiende, sino que lo hace.
¿Son los menos? No lo sé, pero no deberían serlo


No es ayudar, es compartir.
No hay trabajos de mujeres o de hombres: depende de la capacidad de cada uno como profesional. Cuidar a los tuyos (o a los que lo necesitan de algún modo) no es una cuestión de género sino de humanidad.
Debemos luchas por una sociedad más digna, igualitaria, solidaria…Y debemos mirar y reconocer el trabajo de tantas mujeres que han sido pioneras, como un ejemplo a seguir, a aplaudir, a extender.
Esto no es una guerra.No es una contienda hombre/mujer.

Es aprender a ser mejor persona y debemos mirarnos en alguna de ellas que nos llevan la delantera y que deben considerarse como ejemplo a seguir.

Con esto, por hoy, debería bastarnos.

Y mañana, a seguir intentando tener como modelo a mujeres que supieron hacer primero aquellas tareas que las hacen grandes no por su salario sino por su implicación en conseguir un mundo y una sociedad mejor para todos.


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