domingo, 6 de noviembre de 2016

Héroes de color blanco


La cultura del esfuerzo no es solo -que también- el lema de un equipo de Basket. Es una declaración de principios ante una profesión. Me da igual que sea una vida deportiva que una vida laboral; todas ellas son, al final, un motor para tu vida.

Uno tiene que trabajar para vivir pudiendo hacerlo de distintos modos; sin embargo, no todos ellos son iguales. El esfuerzo, algo tan denostado hoy -no sólo por los jóvenes sino por todo aquel que tiene una plaza en propiedad o una mínima seguridad laboral y estabilidad no precaria- es sin embargo el único camino hacia el éxito personal que no deberíamos medir en parámetros económicos como suele ser lo habitual sino en cómo desarrollamos nuestra vocación.

Llegar a una meta es para valientes y esforzados. Permanecer en ella es de héroes. Antes, la heroicidad de la que hablo, era lo normal cuando hoy es lo accesorio. El héroe diario y esforzado ha desaparecido quedando solo en los cómics de Marvel.
La heroicidad tiene para mí más connotación de esfuerzo continuado que de resultado. No vamos a salvar el mundo de un zarpazo, pero sí podemos hacerlo en sus habitantes concretos que es, al final y a la postre, ni más ni menos que nuestro trabajo.


Quizá ni tú ni yo, salvemos vidas con la heroicidad de un superhéroe ni falta que hace. Los ciudadanos concretos de este universo real que nos rodea quieren que les “salven”, así en minúsculas y no por ello menos importante, en su vida diaria. Una fiebre, un dolor, un malestar continuado, una cefalea, un cólico...Son las pequeñas tragedias diarias que dificultan y condicionan la vida del hombre concreto. De ese paciente concreto que acude para ser atendido; curado, consolado, aliviado e informado son las distintas caras de una asistencia diaria de primer nivel en el que creo profundamente y en el que insto (haciéndolo en primer lugar conmigo misma) a trabajar bien.
Ser heroicos- en el sentido previo de mantenerse en la meta de una atención diaria de calidad dia a dia y de sol a sol- en una cuestión necesaria: procurar una buena calidad asistencial siendo conscientes diariamente de las dificultades y medios con los que contamos sorteando las primeras y aprovechando los segundos.


No se trata de esforzarse por un día sino de intentarlo cada jornada laboral larga, densa, con desafíos y dificultades sin dejar de reclamar aquello que es justo para poderlo llevar a cabo; no es llevar un traje de colores vistosos y que confiere poderes sino llevar la bata o el pijama con la responsabilidad que ello conlleva y que nadie nos obligó a elegir.
Tener una oposición aprobada, una plaza en propiedad o una plaza de residencia no es un lugar de llegada sino un punto de partida. Ahora que se acerca el final del año si conseguimos meditar en qué lugar está nuestro quehacer diario y como mejorarlo, si es que hace falta, seguro que descubrimos nuevas oportunidades y retos.


Que tras descubrirlos nos ilusionemos con ello es, para todos, mi mejor deseo.

                         
                                       Jardines de Piquío,( imagen de El tomavistas.)

Pd. Aprovecho para desearos feliz año. La última noche del año, de guardia, no tendré tiempo de hacerlo .¡Feliz 2017!

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