jueves, 5 de mayo de 2016

"Doce años de esclavitud"

Leo en Diario Medico un articulo del Doctor Altisent en el que invita a la reflexión ante un fenómeno –la maternidad subrogada-que va alcanzando una llamativa importancia por la progresión exponencial no solo en el  número de casos sino en los numerosos problemas éticos que suscita.(aqui)

La película” 12 años de esclavitud” (Steven McQueen ,213)- galardonada con varios Oscar, un Bafta y un Globo de oro, puso de manifiesto el horror del fenómeno de la esclavitud del hombre y el poder que se ejerce sobre el más débil cuando alguien se considera dueño del destino de un semejante. Podemos repasar su arguento y desarrollo .

Si algo queda claro tras la reflexión grafica, es que nadie es dueño de nadie. El guión escrito por John Ridley, es una  adaptacion de la autobiografia de Solomon Northup ,ciudadano afroamericano que nacido libre en su estado de origen -NuevaYork- fue secuestrado en el distrito de Columbia para ser vendido como esclavo.Tras 12 años de escavitud en las plantaciones de Lousiana consiguió su libertad.

Olvidamos que vivimos rodeados de esclavitudes quizá menos evidentes a un mirada supeficial. Ni la maternidad tiene precio ni la vida dueño. Sin embargo, permitimos la compraventa de personas sin darle la importancia debida. En eso consiste, en resumen, acceder a la maternidad-paternidad pagando por un hijo que se encarga.

-¿Permitimos el comercio de seres humanos?
-¿Qué hacemos cuando el hijo encargado no responde a los cánones de salud y normalidad establecidos por la sociedad?
-¿Y si el deseo de tener un hijo se esfuma en el tiempo que tarda un embarazo en llegar a término?
-¿Cómo se resuelve si alguna de las partes del contrato establecido se arrepiente?
-¿Qué ocurre cuando las leyes de los distintos países y la variable permisividad de éstas dejan al hijo en la indefensión jurídica?


Son muchas las razones –de fuerte calado ético- que quedan sin resolver ante una situación donde se pone precio y condiciones a la vida humana. Hay “cosas” de inmenso valor que no pueden tener precio. Rozamos la vuelta a la casilla de partida, al año 1841, donde la libertad del ser humano dependía de factores múltiples con un trasfondo económico en todos ellos. La historia del hombre y sus tragedias debería enseñarnos a no repetirlas.

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