viernes, 6 de mayo de 2016

EL CASO DE LA VIAJERA VALIENTE

Viajó a un pais endémico hace ya tiempo, A su vuelta, siguió los controles rutinarios de un embarazo que pronto se convirtio en un problema. De alli volvió ademas de con su hijo, con un par de infecciones, una de las cuales solo da sintomas en 1 de cada 4 infectados. El dengue y el virus del Zika volvieron con ella.
Desde estonces, desde que a las pocas semanas detectaron en el feto una microcefalia y otras malformaciones, la presión fue tremenda. Interrumpir el embarazo era la mejor opción. Ella, de momento, se niega y todos lo telediarios hacen hincapie en el " de momento " de la frase anterior...

Es una viajera valiente porque persistir en esa decision, es ser una valiente.
Todo son y serán malos augurios y malas noticias. Todos le hablaran de lo que cambiara tu vida -para mal- con los problemas que una microcefalia y otras malformaciones acarrean. La discapacidad, la dependencia, los problemas medicos añadidos, tener una vida complicada y dificil.
No le engañan ni un poco;la vida cambiará para ella y su familia con una dificultad creciente dia a dia, sin ayudas, con pocos apoyos y la incompresion de aquellos que no saben o no pueden valorar una decisión de este calibre.

Como madre de un chico con discapacidad le diria que no le han contado lo mejor. Es cierto que tendra dificultades, pocas ayudas y apoyo, incompresion y  desaliento. Pero no le han contado que  si es capaz de ver en esta situación en lugar de un problema una oportunidad, su vida sera apasionante. De un modo que quiza nunca sospechó, pero apasionante.

 Recorrer la vida de la mano de la discapacidad hace que saques lo mejor de ti, tu lado humano crece o aparece si no lo tenías. Descubres que  hay un montón de cosas y sirtuaciones verdaderamente importantes que pasaban por tu vida sin que las vieras.Valoras que muchas veces los pronosticos sombrios no lo son tanto y que cada minimo avance le da una alegria enorme a cada dia de tu vida.

Sera  distinto, diferente, dificil ...pero lo que nadie te contará es que podrás ser inmensamente feliz .
La felicidad no aparece porque tengas un hijo sano y perfecto, ni porque cumpla todas las aspiraciones puestas en él sino porque es tu hijo, te quiere y te enseña a vivir en una dimensión distnta: mas humana, solidaria, gratificante y asombrosa. Te da sin medida sin pedir nada a cambio.

Me gustaria parar el tiempo en este " de momento" y ser capaz de contarte todo aquello que te puedes perder. La decisión es y será tuya. Mi papel simplemente sera contarte aquello que quiza otros no te diran; no por mala voluntad  sino porque solo se difruta de las dificultatdes en primera persona.
Y esa  dificultad  podra convertirse en la luz que guie tu vida...



jueves, 5 de mayo de 2016

"Doce años de esclavitud"

Leo en Diario Medico un articulo del Doctor Altisent en el que invita a la reflexión ante un fenómeno –la maternidad subrogada-que va alcanzando una llamativa importancia por la progresión exponencial no solo en el  número de casos sino en los numerosos problemas éticos que suscita.(aqui)

La película” 12 años de esclavitud” (Steven McQueen ,213)- galardonada con varios Oscar, un Bafta y un Globo de oro, puso de manifiesto el horror del fenómeno de la esclavitud del hombre y el poder que se ejerce sobre el más débil cuando alguien se considera dueño del destino de un semejante. Podemos repasar su arguento y desarrollo .

Si algo queda claro tras la reflexión grafica, es que nadie es dueño de nadie. El guión escrito por John Ridley, es una  adaptacion de la autobiografia de Solomon Northup ,ciudadano afroamericano que nacido libre en su estado de origen -NuevaYork- fue secuestrado en el distrito de Columbia para ser vendido como esclavo.Tras 12 años de escavitud en las plantaciones de Lousiana consiguió su libertad.

Olvidamos que vivimos rodeados de esclavitudes quizá menos evidentes a un mirada supeficial. Ni la maternidad tiene precio ni la vida dueño. Sin embargo, permitimos la compraventa de personas sin darle la importancia debida. En eso consiste, en resumen, acceder a la maternidad-paternidad pagando por un hijo que se encarga.

-¿Permitimos el comercio de seres humanos?
-¿Qué hacemos cuando el hijo encargado no responde a los cánones de salud y normalidad establecidos por la sociedad?
-¿Y si el deseo de tener un hijo se esfuma en el tiempo que tarda un embarazo en llegar a término?
-¿Cómo se resuelve si alguna de las partes del contrato establecido se arrepiente?
-¿Qué ocurre cuando las leyes de los distintos países y la variable permisividad de éstas dejan al hijo en la indefensión jurídica?


Son muchas las razones –de fuerte calado ético- que quedan sin resolver ante una situación donde se pone precio y condiciones a la vida humana. Hay “cosas” de inmenso valor que no pueden tener precio. Rozamos la vuelta a la casilla de partida, al año 1841, donde la libertad del ser humano dependía de factores múltiples con un trasfondo económico en todos ellos. La historia del hombre y sus tragedias debería enseñarnos a no repetirlas.

martes, 3 de mayo de 2016

El arte de pedir lo que no se enseña

La carrera es larga y los obstáculos muchos. El cribado natural de la especie laboral tiene aquí su mejor ejemplo. Debes ser un magnífico saltador de vallas para llegar intacto a la meta con ilusión, ganas, corazón, compasión, generosidad  e integridad personal.
No me refiero a una maratón  física sino a una física, psíquica y emocional que es en lo que se ha convertido  llegar a ejercer la medicina en este país. Hay pequeños avituallamientos intermedios que te permiten recorrer los 12 años de media invertidos en la larga carrera hacia atender modo adecuado a otro ser humano vulnerable y enfermo y hacer de ello una profesión. Para esto último si que hay que entrenar.
Al fin y al cabo, trabajar en medicina no es más –ni menos-que conocimiento humano y técnico al servicio del otro, de su salud, de la recuperación de ésta y cuando ya no es posible, acompañamiento activo y compasivo en una recta final. Hacerlo no solo bien sino tendiendo a la excelencia, no es nada fácil.

Desde pequeños le pedimos, a aquellos que decidan estudiar Medicina, que deben ser los mejores. A cualquier precio. Se entra en una espiral de competición donde tus compañeros son tus rivales más directos y ya se sabe: "al enemigo, ni agua”. Da igual no tener amigos ni actividades de ocio; se te mide por la nota media del expediente académico que no valora más que conocimientos: ni habilidades ni actitudes.

El origen de este post es una conversación en Twitter donde dos excelentes personas y buenos estudiantes, plantean el problema que supone dejar apuntes a sus compañeros. Ambos se cuestionan la ventaja que sería para el resto tenerlos y el tiempo que ganan no yendo a clase y estudiando; podrían superarlos a ellos mismos en el examen  con sus propios apuntes y eso no puede ser...
Esto me lleva a iniciar una encuesta en el mismo medio donde se plantea si a esta altura del curso se dejarían los apuntes unos a otros -que es una forma  tomar el pulso en generosidad y desapego a la comunidad estudiantil de la ciencia de la incertidumbre-. Hay contestaciones para todos los gustos pero muy poco numero de ellas como para sacar alguna conclusión extrapolable.

Me quedo a cuadros. No por el hecho en sí sino por la actitud a la que en conjunto la universidad, el sistema educativo, la sanidad y nosotros, sus predecesores, les hemos abocado; a correr sin mirar atrás como si no hubiera mañana, sin mirar al que tropieza, al que se cae o al que abandona. No digamos ya tender una mano...
Nuestro trabajo no será quedar bien delante de nuestros iguales o hacer un diagnóstico diferencial apabullante, que también: lo importante será la calidad de la asistencia técnica y humana al paciente, centro de nuestra labor clínica diaria. Esto tan sencillo, parecemos olvidarlo y no transmitirlo en toda su importancia y  su valor.

La vida, amigos, es un juego en equipo en el que  necesitas del otro tanto como éste de ti; la cercanía, el compañerismo, la ayuda, la valoración de ideas del otro, el análisis de los procesos y su discusión en grupo son capacidades sin las que en un equipo no se puede trabajar.
Sin embargo les pedimos que crezcan en un individualismo atroz y que, desarrollen un trabajo en equipo ejemplar, de repente y sin entrenamiento previo, al llegar a la época de la residencia y la vida en un hospital. No se puede dar lo que no se tiene: ni ellos ni nosotros.

Me asaltan varias preguntas:

-¿uno estudia para sí mismo y para su crecimiento personal o para establecer marcas personales en un grupo?
-¿que nos interesa realmente: obtener conocimiento o sacar una determinada nota?
-¿sacar una determinada nota implica que sepamos más?
-¿no será que” damos lo que nos piden”-cuantificación numérica del saber sin valorar cómo y en qué medida se ha alcanzado éste?
-¿mide una nota de un examen la adquisición de habilidades en la asignatura cursada?
-¿sigue la universidad española “estudiando por apuntes” como en el siglo anterior?
-¿el asistir a clase no genera en el propio estudiante inquietudes de mejora?, ¿Para qué sirve entonces?
-¿seguimos con clases magistrales en las que no se aprende más que si leemos un texto escrito por otro?
-¿soy capaz de valorar que mi esfuerzo determinara una nota y que ésta no tiene porque compararse con la nota de los de alrededor? ¿mi crecimiento personal quizá mejore si adquiero capacidades como la generosidad y alguna otra que me será de gran valor en mi vida personal y profesional?

Somos personas que trabajaremos con personas; con sus dolores, sus miedos, sus preocupaciones y su debilidad. Necesitamos saber llegar hasta el fondo de corazón del hombre para interpretar, junto a un electrocardiograma, una analítica y un tac, qué siente y como enferma un semejante. Y esto no parece que lo estemos enseñando.
Les pedimos- a aquellos que están a punto de asomar por los hospitales españoles- que no estén cansados, que tengan avidez de conocimientos, no tengan nunca prisa por marcharse y que tengan actitud abierta y colaboradora… pero no les enseñamos. Resulta tan util como avanzar por la vida tapándote los ojos.




En esta  larga cadena hay eslabones que no cierran y sin embargo, seguimos pidiendo que sea resistente.
La situación merece una profunda reflexión.