martes, 17 de marzo de 2015

Siete dimisiones

Tiene usted un comité de expertos. Éste elabora un documento sobre un tema preciso, candente , necesario y -sobretodo- que alguien habrá encargado (porque los expertos tienen mas cosas que hacer que preparar informes sobre cosas que nadie les pide).
Cuando éstos se pronuncian, como al político de turno no le gusta, se mete- el informe en cuestión- en un cajón a dormir el sueño de los justos. Fin de la historia.

Este sería un resumen, sin más, de la noticia aparecida el día 17/03 en Gaceta Medica


Y tras leerlo me indigno, desconociendo si la historia es verdad o no, por lo siguiente.
Los integrantes de los comités de bioetica, Comités de Etica Asistencial( CEA), Comités de ética de la investigación( CEIC) o Comisiones de Deontologia de los Colegios del Médicos, trabajan mucho...
Y lo hacen de modo altruista , en su tiempo libre, sin remunerar, inviertendo en el servicio al colegiado y a la sociedad en general, su tiempo, su saber y su esfuerzo.

Llagar a la redacción final de un documento o informe cuesta mucho; son, en la mayoría de las ocasiones, largas jornadas en las que se estudian, debaten, y diseccionán temas de gran importancia desde el punto de vista ético con los que hay que ser muy prudentes a la hora de poner conclusiones por escrito.
Éste, en concreto, hacia una valoración del  del Real Decreto 16/2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del sistema nacional de salud.

Las redacciones de los mismos tienen ,casi siempre, varias versiones llegando a la final tras un largo proceso de deliberación de los miembros del comite( expertos en la materia ética a tratar).
Deliberar consiste en analizar un mismo problema o situación, desde distintos puntos de vista distintos, buscando el consenso en la resolución del mismo.
Deliberar seria llegar a decisiones prudentes en una situación de incertidumbre.
Otra cosa es que te guste lo que encargas...

Nadie que haya trabajado una temporada más o menos larga en uno de los anteriores dimitiría sin más, de una comisión de este estilo, en la que trabajas porque crees en lo que haces y en el valor de la reflexión, sin un buen motivo.
Si siete miembros de un comité deciden dimitir a la vez, ante el tratamiento dado a un informe previamente elaborado, háganme caso: habrá  que mirar mejor qué esta pasando .


Si el político de turno dice perlas como ..."el departamento lleva "ya un tiempo" trabajando en "la reorganización" del comité, en relación con los cambios que se están produciendo en la "concepción, filosofía y paradigmas" de la propia bioética"...a mi - como poco- me preocupa pues demuestra que la independencia que se debe tener para trabajar, se está cuestionando.
Esto es peligroso: las deliberaciones éticas no se hacen para gustar; es más, casi nunca gustan porque suponen un aldabonazo a la  conciencia colectiva y social, acerca de algo que puede hacerse mejor.
Cuando el poder político intenta dirigir esto, mal camino.
Cuando se intenta meter en un cajón un informe me pregunto que es lo que contendría ; si además se añade que la concepción de la bioetica esta cambiando y eso implica que "tenga que adaptarse a esos cambios", sigue dándome miedo.

Los políticos están para servir al ciudadano de modo que éste mejore  sus condiciones de vida y desarrollo ; sería prudente dejar que los expertos inviertan su tiempo en hacer lo que saben: estudiar y deliberar y emitir informes que lleguen ,al menos, a ser leídos.
Cuando se encarga un informe cuyo resultado no gusta debería o no haberse pedido o tener la valentía de admitir las propuestas que dan los que lo han hecho.

Nada hay más frustrante que realizar un trabajo- de entrada suponemos que bien hecho-para que  acabe en un cajón.



              
                                   

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